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Mensaje 104: Omniblus
Una característica muy especial
de esta Patagonia son los viajes largos.
Ocurre que por estos parajes hay que
hacer varios e interminables kilómetros
para llegar de una ciudad o un pueblo
a otro, y uno, sobre todo de noche,
sentado en un asiento de ómnibus está
obligado a quedarse así
hasta llegar a destino. Se ve poco afuera y menos
adentro. En la tele que
está adelante dan una película pero termina a la hora
de dormir, justo
cuando se acaban los sánguches de milanesa y la petaca de
Tres Plumas.
Sumado a esto rige la prohibición de fumar en todo el recinto
móvil.
Y el motor, con su ronroneo continuo, y el arrullo de las ruedas
mecen
chapa y pasajeros.
Por lo tanto, no queda más remedio que intentar
someterse a los deseos de
Morfeo, que no es un zulú grandote sino el dios
mitológico del sueño.
Pero, ¿qué pueden hacer aquellos a los que les está
vedado el descanso en
viaje, a aquellos que, en el mejor momento para dormir
a pata ancha se le
ponen los ojos como el dos de oro?
Bueno, siendo el
cuis uno de los individuos que sufren de insomnio en viaje,
como para pasar
el rato se pone a escribir poemas.
OMNIBLUS
A veces cuando
viajo lejos
tras el frío ominoso de la ventana
la noche atisba con sus
ojeras
y el reflejo de unas almas, eeeh, (cómo se dice poéticamente con
sueño)
colorean el campo con una fugaz visión
de los durmientes en el
vidrio
Aunque no pude, debería estar durmiendo
hay mucho tiempo para
pensar en estas ocasiones
y es un poco peligroso
Con la luz hiriente
del ómnibus
cuento los palos del alambrado
imagino imposibles
lechuzas
liebres escapando a la luz depredadora
y la eterna persecución de
la luz mala
El de lentes del asiento de al lado
para leer vuelve a
encender el foquito ad hoc
inclina las hojas de un libro inescrutable
que
por la tapa oscura parece de Borges
y el ruido monótono del motor
acuna al
campo negro en su letargo
Estamos llegando
El resplandor tras la
meseta anuncia a la ciudad
Allá está Madryn, decenas de metros más abajo
y
aunque ya ví este paisaje varias veces
de nuevo, como un autómata con órdenes
estrictas
estiro el cogote para ver mejor,
al primer indicio de que la
noche va a abrir sus ojos negros
para dejarme ver las luces de la
ciudad
quebrando este silencio interior
Bienvendidos Welcome
Bemvindo
se reparan parabrisas en la Mitre...
cuchillos tenedores
destacamento rotonda...
Por fin estoy en
casa.
El Bardo (Carlos Alberto Nacher)
nacher@madryn.com
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