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Mensaje 74: Jóvenes cuentistas madrynenses. Hoy: Maximiliano Marzo
Cuántos de
nosotros no ha pensado alguna vez en "salvarse", principalmente
en lo que
concierne a la faz económica, llegar a tener una "seguridad" que
nos permita
disfrutar de una vida sin sobresaltos, y cuántas veces hemos
escuchado y en
algunos casos hasta comprobado en carne propia que tal
seguridad no existe,
que es tan débil como un bote en alta mar. Quiero
decir
que entre "estar
salvado" y "estar perdido" hay muy poca diferencia, y cada
situación en la
que nos encontramos se debe en gran medida a una cuestión
de
azar,
simplemente al "destino", o regida por factores que nos
son
totalmente
ajenos.
Tal es el caso de lo que le pasó a Maximiliano
Marzo, un escritor local de
11 años, que pudo vivir en el transcurso de
solamente una mañana la
experiencia de encontrarse aparentemente a salvo en
su casa, de inmediato
volver a estar perdido (según sus propias palabras), y
así ir alternando
entre estos dos estados hasta llegar a una situación tal de
incertidumbre,
que ya no le fue posible diferenciar la ficción de la
realidad. Su relato
nos deja la duda del límite entre lo real y lo
fantástico, entre los sueños
y lo tangible y finalmente, ¿no habrá alguno
durmiendo en otra dimensión
que
en este momento nos está soñando a
nosotros (como dijo Borges alguna vez)?
El que sabía más de metafísica era
Borges así que no voy a ahondar en el
tema, pero entre las tantas dimensiones
paralelas que concurren en Puerto
Madryn, nos estamos perdiendo un montón de
cosas por ser unos simples seres
tridimensionales, menos mal que hay gente
como Maxi Marzo, al que de vez en
cuando se le ocurre entrar en otro terreno,
en la dimensión de la
imaginación, y nos informa de cosas que a simple vista
no se ven, pero que
las hay, las hay. Acá va el relato:
Martes
13
Una mañana de martes 13 Maxi se levantó de su cama y fue a lavarse
los
dientes y a peinarse para ir a la escuela.
Cuando bajó a tomar la
leche descubrió que no había nadie en casa, solo un
pequeño papel que decía:
"Maxi: fuimos al banco a cambiar un cheque. La
leche está en la mesa.
Mamá".
Despues de desayunar, partió hacia la escuela. En el camino notó
cosas
raras...las calles eran de arena. Había una especie de pisada con
tres
garras hacia adelante y una hacia atrás. Un velocirraptor caminaba por
la
vereda. Esto no lo impactó, pero cuando de la tierra surgió un
pequeño
escarabajo de un centímetro de largo y cuatro milímetros de alto,
corrió lo
más rápido que pudo hasta llegar a la escuela.
Al llegar a la
misma notó que los chicos y las maestras estaban muy
pálidos,
como
"salidos de la tumba".
En la primera hora tuvieron lengua con Susana, quien
al comenzar la clase
dijo: "Entreguen los cuentos que les pedí la semana
pasada." Maxi se sintió
en apuros, ya que no había hecho el suyo, y pensó:
"ESTOY PERDIDO, ESTOY
PERDIDO...". Justo en ese momento entró Olga, la
portera del colegio,
trayendo un televisor. Mirando fijamente a Susana dijo:
"Se cancela la
clase
ya que hay un mensaje de la Directora Suprema". Maxi
suspiró aliviado y
pensó: "¡ESTOY SALVADO, ESTOY SALVADO!". Olga prendió la
tele y apareció en
la pantalla la cara de Silvia, diciendo: "Estamos listos
para comenzar la
invasión. Ahora todos deben sacarse sus máscaras y dirigirse
a sus
puestos".
Maxi miró a su alrededor. Todos en el aula comenzaban a
sacarse sus caras!
Cuando descubrió la horrenda identidad de sus compañeros
pensó: "ESTOY
PERDIDO, ESTOY PERDIDO..." Justo en ese momento se oyó un agudo
timbrazo...
Era el despertador de su cuarto.
Todo había sido una horrible
pesadilla!
Todavía asustado Maxi pensó: "¡ESTOY SALVADO, ESTOY
SALVADO!"
Mientras, por la vereda de enfrente de su casa caminaba un
velocirraptor...
¿Fin?
Bueno, hemos llegado al final de esta extraña
historia narrada por el
célebre bardero Maximiliano Marzo, de su propio puño
y letra y escrita hace
unos meses, pocos días antes de que cumpliera 11 años.
Por mi parte, quiero
expresar por este medio mis felicitaciones a Maxi y
agradecerle su aporte
para esta columna, y me parece propicio el momento para
solicitarle que por
favor me saque el velocirraptor del fondo de mi casa,
desde anoche que me
anda amenazando a las gallinas, me está por desarmar el
gallinero a
topetazos y esta mañana casi se morfa a Gertrudis, la bataraza
ponedora.
El Bardo (Carlos Alberto Nacher)
nacher@madryn.com
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publicado:
"Crónicas madrynenses"
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