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Mensaje 49: El Origen de los Cuises (fábula)


El cacique Pipagua (mensajes 27, 31, 37 y 46), recientemente llegado de su
retiro espiritual en Río de Janeiro, nos narra este interesante relato que
echa un
poco de luz sobre el hasta ahora incierto origen de los cuises, animales
que
habitan las pampas sudamericanas parecidos a las ratas.
Por otra parte, cabe destacar que el respetable cacique, para paliar un
poco
los gastos que le insumió la morena Solange en Brasil (mensaje 46), sumido
en una profunda depresión post-vacaciones y con un agudo déficit económico,
debió extender sus actividades laborales en la zona, ahora además de
mantener
su puesto de artesanías en la Feria Artesanal consiguió una changa de
globero
en la plaza. Mala época para el globero patagónico la que se viene, en
Madryn
con la llegada de la primavera suelen soplar unos ventarrones que no dejan
peluquín en pie, y dada la sabida volatilidad de los globos de colores, es
probable
que en cualquier momento tenga que ir a buscar la mercadería a Sudáfrica.
No obstante, en un paréntesis de su actividad globera del sábado pasado a
la
tarde, que no parecía invierno ya que hizo hasta calor diría, nos sentamos
bajo uno de los árboles añosos que alegran la plaza central de la ciudad,
en
un banco frente a la iglesia y el cacique, Quilmes en mano, pasó a relatar:

"Millones de siglos atrás, cuando los animales no eran tan inteligentes
como
ahora, en que con tanta sapiencia solamente se preocupan por comer, dormir
y
reproducirse, hubo otra historia.
Ocurre que los animales eran casi como seres humanos, y entre ellos se
destacaba el reino de las comadrejas, que se cree estaba radicado en unos
lejanos campos bien al sur del hemisferio sur, cuando toda la tierra del
mundo era una sola y no la separaban los enormes mares.
Por ese entonces las comadrejas no estaban tan bien organizadas como ahora,
que son difíciles de ver porque viven sus vidas escondidas en las
profundidades del campo virgen, disfrutando de lo que la madre natura les d
a
y sin molestar a nadie. En aquellas épocas en que aún no estaba en la mente
de Dios el poner sobre el piso del mundo a animales sin cola y que
caminaran
en dos patas, el reino de las comadrejas tenía un rey, un palacio, y por
consiguiente multitud de intrigas palaciegas. Intrigas parecidas a las de
los hombres de hoy.
No obstante, aún ahora, no confiéis demasiado en las comadrejas (ni en los
cuises), suelen utilizar todavía algunas mañas que desconciertan al crédulo
ser humano."

La fábula de la princesa comadreja, el rey comadreja y el caballero rata

Había una vez un reino muy, muy, pero muy lejano allá en el sur. Tan lejano
que nunca nadie pudo encontrarlo jamás. En él, rodeado de árboles
frondosos,
pastizales tupidos y un arrollo de orillas con barrancas, habitaban las
comadrejas.
El rey comadreja, comadrejón autoritario, siempre alardeaba de que su hija,
la princesa comadreja, era la mejor jugadora de truco que ojos comadrejiles
hubieran visto. Lo cierto es que la princesa, detrás de su hocico
angelical,
de la extrema dulzura de su mirada celeste y de la noble finura de sus
bigotes, tenía la extraña habilidad de mentir sin ser descubierta, y de
decir la verdad cuando los otros pensaban que mentía.
Nunca hubo comadreja truquera que la hubiera vencido, ni siquiera le habían
ganado un solo chico jamás, nunca. Y nunca nadie se hubiera atrevido a
desafiarla abiertamente, sabida era la crueldad del rey para con los que se
atrevían a enfrentar a su hija en un partido a 30 y sin flor.
Un día, cuando el sol ya se opacaba y las luces de los primeros faroles
comenzaban a alumbrar las casas del reino, llegó a la puerta del palacio un
caballero, ataviado con finas telas, armas lustrosas y escudo y casco
ornados con finísimo topacio, que enseguida llamó la atención de los
guardianes porque no se trataba de uno de ellos ni de la comarca: era el
caballero Rata.
"Estoy extraviado, si sois tan amables, quisiera pasar aquí la noche" dijo
el caballero. Los guardias, intimidados por su porte noble y galante, de
inmediato llamaron al rey que enseguida lo invitó a pasar y compartir la
cena con él y su hija.
Mientras disfrutaban alegremente del banquete al Rata se le ocurrió
ufanarse, sin saber lo que le esperaba, de ser un gran jugador de truco, el
mejor de su reino y probablemente del mundo entero. Tal afirmación no
sirvió
más que para despertar la ira del rey, que era macanudo mientras no se
metieran con la nena. "Así que vos jugáis bien al truco. Sois tan buen
jugador que os atreveríais a desafiar a mi hija, la doncella Comadreja?".
Sorprendido, el Rata no tuvo más remedio que aceptar la propuesta, a lo que
el rey replicó:
"Está bien, que así sea. Y si ganáreis seréis premiado con la mano de mi
hija, mas si perdiéreis, seréis arrojado al Arrollo Nuevo al amanecer, con
una pesada piedra al cuello, donde vos y tu arrogancia seréis devorados por
los tiburóneis de agua dulce".
Rápidamente ordenó a los pajes preparar la mesa de truco, las cartas y el
frasco con los porotos, obligó al Rata a sentarse frente a la doncella y
comenzó la partida.
El Rata también era bastante mentiroso, pero sus habilidades eran
ampliamente superadas por la sutil doncella comadreja.
En la última mano, cuando iban 14 buenas a 14 buenas, al Rata le comenzó a
transpirar la frente y a temblarle la pera cuando vio sus cartas y apenas
tenía un cinco de espadas, un cuatro de copas y una sota del mismo palo.
Peor aún cuando escuchó:
"Falta envido", que cantó la doncella con una sonrisa dulce y a la vez
enigmática, cual Monalisa.
Sabiendo que no podía rehusar el convite, y que su cabeza rodaría de todas
maneras al día siguiente, el Rata sacó fuerzas de adentro y como para no
demorar el trágico final que le esperaba dijo a voz en cuello "Quiero 24!"
y
cerró los ojos.
La princesa lo miró fijo, con esos ojos que no dejaban dormir a ningún
varón
comadrejo en la comarca, volvió a sonreír con sus labios suaves y su hocico
húmedo y dijo:
"Son buenas".
Así fue como el Rata y la princesa Comadreja se casaron, tuvieron muchos
hijos a los que llamaron cuises, una nueva especie de bicho mezcla de rata
y
comadreja y muy mentiroso, vivieron una vida sin sobresaltos y se amaron y
fueron felices por muchos, muchísimos años.
Lo que el rey y el Rata nunca supieron fue que en aquella partida decisiva,
la princesa tenía 33 de mano, pero mintió al exclamar su derrota porque
durante la velada se había enamorado perdidamente del caballero Rata.

Moraleja 1: las mentiras, como las ratas, tienen patas cortas. Pero una
mentira dicha para salvar un amor vale más que mil verdades.
Moraleja 2: el amor siempre le gana hasta al truquero más mentiroso.
Moraleja 3: en el truco, la falta envido hay que echarla antes de que el
contrario llegue a las 14 buenas.


EL BARDO

PD: El Origen de los Chivos:

Plásticos madrynenses:

    Con motivo del aniversario de la Ciudad, la Dirección del Museo de Arte
Moderno ha organizado una serie de exposiciones, en la sede del Museo, Roca
444, "ARTE CORREO" muestra de obras de pequeño formato y presentación de
las obras relacionadas con el concurso de Logotipo del Museo de Arte
Moderno; en "BATRUN",(Salón ubicado frente al mar, 200 mts.al norte del
Club Náutico) hoy a las 20 Hs. se inaugura una exposición de aprox. unas
100 obras de artistas de la ciudad, comprendiendo varias disciplinas de las
Artes visuales.
Saludos,
Omar Tarrío

 

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