''''\___labarda___
Mensaje 45: CUENTOS FANTÁSTICOS
MADRYNENSES: EL VISITANTE (Final)
(Continúa este relato que mete miedo.
Parece que la "cosa" anda cerca. Y
con
hambre)
Rápido conseguí
una madera con que trabar la puerta desde afuera, tomé de
nuevo la linterna y
me fui al galponcito a buscar más maderas y clavos.
Antes del amanecer ya
había clausurado la puerta y la ventana con una capa
firme de tablones, fui a
la cocina bañado en un sudor frío producto del
miedo y el esfuerzo, abrí con
los dientes otro cartón de Termidor y me
acurruqué en el cuartito que oficia
de alacena.
Me desperté al otro día, bien entrada la mañana, tirado entre un
montón de
latas de conservas y con el vino derramado a mi lado. Salí
sigilosamente de
la alacena, me acerqué al cuarto del "invitado" y pegué la
oreja en los
tablones: no se escuchaba nada.
Temblado todavía, igual monté
a mi alazán (que misteriosamente había
aparecido de nuevo en el corral) y me
dispuse a hacer mis tareas matutinas.
En el camino encontré una oveja muerta
entre los arbustos, la cuereé allí
mismo y la cargué en el
caballo.
Enseguida, sin darme cuenta, llegó de nuevo la noche y me encontraba
otra
vez con la radio bien fuerte en la cocina, pasaban tangos chillones y
una
voz de mujer (único contacto femenino para mí en años, eso y unas
revistas
playboy que nunca supe de dónde habían salido) daba los mensajes
al
poblador
rural. Entonces comencé a escuchar los sonidos guturales del
"visitante"
desde adentro del cuarto, cada vez más profundos y agresivos.
Entré la
oveja
descuartizada a la casa y por una hendija de las maderas le
fui metiendo
uno
a uno los pedazos mutilados. Enseguida cesaron los ruidos
adentro del
cuarto.
Poco a poco nos fuimos acostumbrando uno al otro,
durante el día él me
dejaba tranquilo para que pudiera hacer mis tareas en el
campo pero siempre
al caer la tarde reclamaba mi presencia del otro lado de
la puerta y los
pedazos desgarrados de guanaco, oveja o cualquier otra carne
que
consiguiera.
No podía imaginar volver a casa sin algo del alimento que
sea para darle al
"visitante". Recuerdo que algunas veces, cuando no llegaba
a cazar ningún
animal salvaje y por no sacrificar una de las ovejas de mi
patrón, me
quedaba durmiendo en el galponcito o en el corral de los caballos
de miedo
a
que el visitante se enfureciera sin comida.
Así es como
todos los atardeceres, cuando el sol se oculta y la bruma lo va
abarcando
todo, enciendo la radio al máximo, pongo LU17, me tomo unos vinos
y le tiro
al visitante unos pedazos de oveja, capón o guanaco, si puedo
cazar alguno.
Está más calmada la cosa, ya no grita como antes, casi ni se
le escucha,
puedo decir que en el cuarto reina un silencio absoluto, aunque
de todas
maneras siempre tengo preparado algo para darle por las dudas. Mis
días en la
estancia no son como los de antes, mi patrón ya no viene tan
seguido, casi
nunca desde que me dijo que me fuera porque había vendido
todas las ovejas e
iba a abandonar el casco. Me resisto a dejar estas
paredes descascaradas, a
abandonar mis pocas pertenencias y sobre todo a
salir de este campo yermo y
vivir con el miedo de que el visitante se
hubiera escapado y me
persigue.
De vez en cuando encuentro en la huella que va a mi estancia, hoy
en total
abandono, o al campo vecino, al Venancio o a algún otro peón que me
alcanza
un poco de comida, nadie se acerca demasiado ni a mí ni a la
estancia.
Estoy
seguro que también le tienen miedo al visitante.
Paro
aquí estoy yo, estoico, para salvar a la humanidad de esta
funesta
criatura.
En el interior de la casa el olor a podrido es
insoportable, no sé si será
por los restos de comida dejados por el visitante
o porque habrá muerto él
mismo hace rato y su cadáver está en franca
descomposición. Por las dudas
no
intento destrabar la puerta para
averiguarlo. De mi viejita y mis hermanos
hace rato que no tengo noticias,
apenas me quedan algunas pilas para la
radio, llevo 12 días sin comer y estoy
tirado hace más de tres noches en la
alacena vacía, sin fuerzas para
levantarme, ni para arrastrarme.
El visitante parece quieto, tranquilo, pero
sigo con graves problemas para
dormirme, sé que él está adentro del cuarto
todavía, pero últimamente
escucho más y más alaridos que vienen del campo por
la noche, que supongo
serán de otros de su especie que vienen a buscarlo.
Pero aquí los esperaré,
ahora ya sin miedo. No me importa esperar, ahora me
siento seguro en el
calor de esta alacena de dos metros cuadrados, lejos de
las ratas.
EL BARDO
____________________________________________________________________
Lista
labarda: Dominando Puerto Madryn.
Para Borrarse: Dirigir email a majordomo@madryn.com
indicando:
unsubscribe labarda
Para Suscribirse indicar: subscribe
labarda
---------------------------------------------------------------------------
Sugerencias
y comentarios a el-bardo@usa.net
---------------------------------------------------------------------------
Puerto
Madryn Web Site: http://www.madryn.com
Volver a página anterior
Copyright © 1998 by El Bardo
All rights reserved. No
part of this book covered by the copyrights hereon may be reproduced or copied
in any form or by any means - graphic, electronic, or
mechanical, including
photocopying, recording, or information storage and retrieval systems - without
written permission of the
author.