TERCER MUNDO
Nosotros
cuando nadie nos mira
tiramos basura en la calle.
También, de chiquitos vendemos diarios en la esquina
y lustramos zapatos para aprender
a asaltar trenes
o al menos, a viajar colados.
A veces falta el agua en verano,
o la luz de noche,
o la comida
(a la hora de la cena).
O poleras en invierno.
Los micros siempre llegan tarde
y los aviones se caen.
Nada es nuestro.
Ni los campos, ni las vacas,
ni los supermercados,
ni siquiera lo que debemos.
Tampoco tenemos pasado
ni futuro.
Y el presente se termina
en la última parada del colectivo,
no más lejos.
Además, nos aplastamos en a cada terremoto,
nos ahogamos en cada inundación.
Nos peleamos, borrachos en cada partido,
porque sí.
Nosotros
cuando todo el mundo nos ve
gritamos gol en la avenida.
También, de chiquitos nos ensuciamos los pies en la cuneta
y corremos en la plaza para aprender
a amar amigos
o al menos, a no olvidarlos.
Nunca falta la calidez del verano,
o el sol del día,
o el amor
(a la hora de la soledad).
O el abrazo cuando hace frío.
Siempre es temprano para disfrazarnos
aunque el destino se caiga.
Todo lo que importa es nuestro.
Las risas, las lágrimas,
las noches, las mañanas
y todo lo que regalamos.
Tenemos un gran recuerdo
de un sueño de porvenir.
Y el presente dura mucho
cuando estamos abrazados a un amor,
bien cerca.
Además, somos parte de la tierra,
una pequeña fracción de mar.
Nos amigamos, alegres en cada asado,
porque sí.