LA DESCONOCIDA
Como un lobo hambriento con llagas en la
lengua
busqué
tus huellas en la arena.
Como una cascabel silenciosa con los ojos ciegos
busqué tus sombras en el
desierto.
Entre el humo y la sangre de un
callejón cualquiera
minado de
charcos que apestan historias
tampoco vi tus pasos, nunca.
En la corriente furiosa de un río
de luces
y
semáforos amarillentos de la madrugada
tampoco vi tus polleras, nunca.
No tuve tiempo de perseguir tus
embelesos
No tuve tiempo de atrapar tus
soledades
No tuve tiempo de descubrir tus enigmas
No tuve tiempo de encontrar tus perfumes
La cómoda ya está atestada de
fantasmas.
La avenida misteriosamente vacía ya
no devuelve tu eco.
La canción que chilla en el
estéreo del taxi tampoco te insinúa.
Otro hombre, sólo él conoce tu
misterio...
se lanza como kamikaze al vacío blanco de tus
pupilas...
se adormece en el tornado de tu pelo...
y descifra tu pirámide.