PARA EL AMIGO
Podrá arder de rojo el horizonte en el
ocaso
o lastimar de brillo mis ojos en el alba
o atraparme el misterio de la noche
oscura
Podrán pasar días, meses,
años
y la rutina de mareas infinitas
y la soledad eterna de la playa, siempre igual
Podré, luego, ser cenizas esparcidas
resto doloroso de una vida ya olvidada
que el viento transporta hacia lo desconocido
Seguramente, sin conciencia ni equipaje
es probable que me devore el tiempo
y la tierra me reclame nuevamente
Pero no habrá viento, años, soles ni mareas
que puedan, ni siquiera que lo intenten,
derrumbar este templo, esta palabra dedicada sólo a tí, amigo.