TRAMPA PARA LOS SENTIDOS

 

Un día, en la costa me tendieron una trampa

me dijeron que las algas son retazos de vestidos

de sirenas que a la noche cantan en la lejanía

pero que llegado el alba ya no se oyen sus sonidos

 

Más tarde un viejo marino me dijo que no hay problema

si te ciega entero el sol cuando abraza la marea

porque con el ocaso, los ojos se recomponen

y vuelven a ver las cosas tal como antes lo fueran

 

Después escuché de paso que el aroma de la brisa

enamora sutilmente al caminante furtivo

que adormilado se entrega a esa fragancia marina

pero que pasado un rato, vuelve a su viejo camino

 

Me dijeron nada más que una caricia en la arena

basta para apasionarse por esta playa que brilla

pero que luego la arena se disipa con el viento

y muy pronto uno se olvida de su roce en la mejilla

 

Que simplemente probando el gusto al agua salada

pegada en la piel bronceada de una mujer de verano

no alcanza para quedarse aquerenciado a estos lares

y sin temor uno escapa a otros parajes lejanos

 

Así que despreocupado me acomodé en tus orillas

y con mis cinco sentidos me extasié en tu fantasía

sin darme cuenta siquiera que estaban equivocados

aquellos que me habían dicho que la trampa no existía

 

Porque una vez que uno sabe de la magia de este puerto

no es posible retornar, todo el pasado es olvido

por eso que estoy atado a tus bardas y a tu cielo

y nunca podré dejarte, mi Puerto Madryn querido


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